A veces me encuentro con que internet alimenta cierto tipo de mitos urbanos (y recalco lo de urbanos), al punto de volverlos verdaderos zombies que vuelven de la muerte, para atormentarnos con datos que pretenden ser veraces pero no hacen más que confundir al lector ávido de explicaciones mágicas para eventos normales.
Este es el caso de los llamados “Orbs” u “Orbes” de
fotografías. Minutos atrás encontraba una publicación que se despacha con
varias aseveraciones que rayan el delirio hecho y derecho. Desde la afirmación
de que son seres vivos (con algún fin divino) hasta la bizarra idea de que
según su color pueden llegar a ser “pequeños agujeros negros” capaces de
devorar un planeta u objetos “radiactivos” y peligrosos. En todos los casos, el
imaginario popular-holístico, inventa —porque no aplica otra palabra— una
historia que bien podría incluirse en una de mis novelas o relatos de ciencia
ficción. En algún momento, de hecho, he pensado en incluirlos… pero supondría
alimentar a los mismos que quieren ganar unos minutos de atención con desvaríos
como los que acabo de exponer.
Lo peor, veo, es que deforman datos científicos, como
experimentos de mecánica cuántica o datos extraídos del acelerador de hadrones,
para intentar —de una manera casi perniciosa— dar validez a afirmaciones que
solo pueden provenir de una persona muy confundida o que pretende confundir al
resto.
Y digo esto, porque de todos los “misterios” que nos rodean,
el de los “Orbs” de fotografías resulta ser prácticamente inexistente, irreal
y, desde mi punto de vista, innecesario. Como veremos a continuación, la
aparición de estos círculos en nuestras fotografías no es más que la acción del
flash de las cámaras sobre partículas de polvo o humedad en suspensión.
¿ES UN EXTRATERRESTRE? ¿ES UN ANGEL? ¿ES UN POCO DE TIERRA?
La realidad dicta que CASI todos aquellos “extraños círculos
pequeños y aparentemente luminosos” que vemos en ciertas fotografías, son
simplemente partículas de polvo y/o humedad en suspensión, delante de la lente
de la cámara.
Para explicarlo de una manera simple: una cámara saca
fotografías de lo que “ve”. Para que una cámara vea, como el ojo humano,
necesita de luz. En este punto, podemos decir que una fotografía es la
interpretación de los impulsos lumínicos que el ojo de la cámara recibe al
momento de realizarla. Así, el flash, utilizado para iluminar y permitir que
ese “ojo” vea, rebota en lo que tiene delante y así como el rostro de la Tía
Tota aparece desfigurado en alguna toma familiar, los defectos que muchos
terminan llamando Orbs no son más que aberraciones, reflejos en partículas de
polvo y humedad que se mantienen en suspensión delante de la cámara.
Otro de los mitos de los Orbs dice que solo son captados por
cámaras digitales porque “las entidades tienen la capacidad de imprimir su
presencia en el aparato electrónico”. Pues que no solo suena como una reflexión
volada, sino que cualquier fotógrafo que utilice cámaras analógicas puede decir
que también salen estos Orbs en las viejas películas de rollo.
EN DEFINITIVA:
Los Orbs de los que hablamos son PARTICULAS EN SUSPENSION. Polvo,
humedad, polen y todo aquello que pueda mantenerse suspendido en el aire
por un rato. Entre los tipos de partículas que encontramos podemos también
citar a las carbonosas, tanto finas como gruesas, que son emitidas con los
gases de escape de vehículos, en especial de los que funcionan con diésel. Otro
tipo de importantes partículas finas suspendidas en la atmósfera está
constituido dominantemente por compuestos inorgánicos de azufre y de nitrógeno.
Una manera simple de ver estas partículas es al atardecer, a
contraluz del sol o en la noche, con una linterna potente enfocando adelante. Simplemente
verás cómo las partículas hacen su recorrido sin importar cuanto elemento
holístico se les atache.
EL CINCO POR CIENTO
Claro que este breve artículo no pretende dar por tierra a
los “otros” Orbs o esferas que suelen quitar el sueño a desprevenidos e
investigadores de casos que escapan a la norma. Y hablamos de solo el
cinco por ciento (o menos) de las denuncias y/o evidencias encontradas, sobre
todo, en la web.
En la provincia de La Pampa, investigaciones relacionadas a
esferas luminosas, dieron como resultado que los habitantes rurales de la
zona restan importancia a sus apariciones por el simple hecho de formar parte
de lo cotidiano. “Incluso les dan nombres
o las clasifican por el color”, dice Oscar Quique Mario sobre lo que ha
podido recoger en treinta años de testimonios sobre verdaderas las “bolas de
luz” que surcan los espinosos montes de Calden. No solo eso, en una de sus
constantes vigilias en el mítico paraje “La Araña”, dice haber visto una “pelota
que flotaba siguiendo la ruta”.
Estos casos, así como las fotografías tomadas a objetos que
poseen luz propia (obviamente sin flash), forman parte del reducido porcentaje
de realidades entre los delirios. Y con este cinco por ciento, pienso, igual
tenemos misterios para rato.
Fernando Silva Hildebrandt
Fernando Silva Hildebrandt
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